Agustín Artiles Grijalba -Champi-
A veces la diferencia entre tener un buen equipo y uno corriente, entre lograr tus objetivos o quedarte cerca de ellos no solo consiste en entrenar duro, que también. Radica en mi opinión en tener presente algunos detalles y directrices elementales que en ocasiones descuidamos y no les otorgamos la consideración que merecen, pero que sin embargo son cruciales para alcanzar nuestras metas.
10 normas a tener en cuenta, que no son las únicas y que funcionan a la hora de gestionar y dirigir la preparación de un equipo, independientemente de su historial deportivo y las características de sus miembros.
1
Todos los nadadores que conforman el equipo son válidos.
2
Cada nadador ha de sentirse importante dentro del grupo
3
Deberá tener una misión acorde a sus posibilidades y a las necesidades del conjunto
4
Crear una estructura básica de trabajo y unos retos deportivos acordes a la historia y las peculiaridades de la entidad.
5
Se elegirá un nadador que junto al entrenador guíe a sus compañeros, ejemplo de entrega y superación, al que todos respeten y confíen.
6
Los nadadores modestos ganan campeonatos
7
Fijar metas, demostrarles que son posibles e  insistir hasta lograrlas 
8
Potenciar los objetivos individuales para estimular los del conjunto y establecer una disciplina de equipo
9
Fortalecer la confianza el nivel y seguridad de sus miembros y gestionar, aprovechar y afianzar con eficacia los recursos propios.
10
Las victorias no llegan solas, surgen después de mucho esfuerzo y si queremos tener éxito se necesita forjar un alto grado de cohesión  y solidaridad de todos los nadadores del grupo

Si las anteriores pautas son importantes, más me lo parece el empeño que tú les transmitas, que sientan que estás a muerte con ellos. Si comprueban que les importas, confían en tus propuestas y consideran que a pesar de todo les ayudarás a mejorar el  rendimiento bajo cualquier circunstancia, lograrás su respeto, se sentirán satisfechos y serán más eficientes.